Ligar en tiempos de coronavirus

La pandemia no nos lo está poniendo fácil: ligar en tiempos de coronavirus es dificil, pero no imposible

ligar en coronavirus

Ligar en tiempos de coronavirus.

 

Hace menos de un año, hablar de relaciones seguras significaba protección anticonceptiva, evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual. Ahora, cuando hablamos de relaciones seguras, nos referimos a libres de Covid-19. ¡Qué difícil se ha vuelto ligar en tiempos de coronavirus! Todo son dudas no ya de si nos gustará o no esa persona, si será el o la elegida para empezar un proyecto juntos, si encajaremos en los aspectos importantes en la vida, si nos tratarán bien… ahora la duda es: ¿me pegará el virus? ¿Se lo pegaré yo?

El Covid-19 es sinónimo, sin duda alguna, de aislamiento, de separación, de distancias, sociales y sentimentales. Es un virus que nos ha alejado de quienes amamos, de quienes deseamos. Ligar se ha convertido en casi misión imposible. De hecho, técnicamente, no se debería ni ligar. La recomendación sanitaria es reducir al máximo las personas con las que te relacionas. Partiendo de esa base, todo se hace más complicado. Salir de los grupos burbuja, quedar con desconocidos de los que no sabes dónde han estado o con quién, son palabras mayores. 

El miedo a un posible contagio, no solo tuyo o de la otra persona, sino a tus familiares más cercanos (algunos de ellos pueden ser vulnerables), nos hace frenarnos a la hora de quedar en persona con gente desconocida. Si compartes piso con más personas, la sensación se acrecienta, porque no quieres poner en peligro a tus compañeros de piso. Hay quien tiene padres de riesgo cerca y directamente ha decidido que hasta que no haya vacuna, no va a ligar en tiempos de coronavirus. 

Bares, discotecas, cines, conciertos o pubs eran lugares típicos donde se ligaba, ahora muchos de ellos cerrados por las restricciones sanitarias. También hay quien ligaba hasta en la cola del supermercado, pero en época de mascarillas y distancia social, hasta eso se ha puesto más complicado. 

Hay quien ha aprendido a desarrollar todo un juego de miradas que rompan esa barrera de la mascarilla, ya que el poder de una sonrisa potente se ha perdido. En una época donde las recomendaciones son relacionarse con el menor número de gente posible, entablar algún tipo de nueva relación se ha convertido en ardua tarea. Pero no todo está perdido. Los hay inasequibles al desaliento. Las ganas de socializar, de conocer, de relacionarnos con los demás, siempre están ahí. Para ellos, ligar en tiempos de coronavirus es pan comido. 

Ligar por Tinder

Así que con los lugares tradicionales cerrados, el “mercado” se ha pasado al mundo online. Antes de la crisis, según una encuesta de Eventbrite solo tres de cada diez españoles usaban apps de ligar. Probablemente ese número ahora se haya multiplicado.  Tinder, Meetic, Badoo… las opciones son múltiples. En pleno confinamiento lo que más teníamos a la mano era nuestro móvil. Mucha gente aprovechó ese periodo para conocer gente por internet con la que después, durante la desescalada, ha podido quedar. 

Pero de nuevo, aparecen todos los miedos. No se puede quedar con mucha gente. Y con la que quedas, no sabes con quién ha estado previamente. Todo contacto físico provoca más que respeto: adiós a los abrazos o los dos besos de presentación en la primera cita. Por supuesto, siempre habrá excepciones y personas a las que no le importe la transmisión del virus, pero la sensación extendida es de precaución máxima. 

En el horizonte no deja de planear la sombra de otro futuro confinamiento. Ese mundo offline parece todavía muy alejado, al menos hasta que no sean más seguros los encuentros en los ambientes en los que lo hacíamos. Quizá este contexto provoque que muchas relaciones apuesten más por el amor y menos por el sexo, más por conocerse mejor antes de mantener relación física alguna. Porque lo que está claro es que mucha gente ha cambiado un poco su visión sobre la vida.

La soledad sobrevenida, la que no se busca, la que no se quiere, no gusta. Es una soledad no deseada en un mundo donde parece que cada vez estemos más conectados, pero al mismo tiempo, nos han despojado de lo que nos une, ese contacto físico tan necesario, esa compañía, nueva o conocida, que nos alegre y complemente los días tan inciertos que vivimos. 

La reacción ante este panorama es quizá un poco bipolar: Por una parte, están los desmotivados, a quienes les parece todo demasiado complicado e insulso sin la gracia y picardía de una quedada en persona o de un encuentro fortuito en un entorno de ocio. Por otra, tenemos a los motivados, los que piensan “vamos a aprovechar este tiempo que tenemos sin confinamiento al máximo, antes de que nos vuelvan a encerrar”. Así que, siguiendo esta última línea, disfrutemos de lo que tenemos ahora, en el presente, sin preocuparnos demasiado por lo que vendrá.

Comparte

Be the first to write a comment.

Deja tu comentario